miércoles, 28 de enero de 2015

Octubre, pero Barcelona.

Que se apagan las luces y el telón se cierra y entonces, no hay nada más. Un abismo. Una pérdida de todo.
Que no estoy triste pero mi mente vuelve a lo mismo, una y otra...y otra vez, como pidiendo que lo escriba que saque de dentro todo aquello que nunca pude decir y empecé a dejar de recuerdo.
Un recuerdo que a veces es una tarde de finales de abril o una mañana de agosto cuando tocaba madrugar y solo pedia cinco minutos más.
Pero lo que realmente me apetece ahora mismo es hablaros de la chica a la que conocí hace no tanto, o puede que sí. Lo importante es que sus ojos me pedian a gritos que les escriba, o le escriba a su sonrisa. Que la haga inmortal.
Solo os puedo hablar de sus manos, que me han salvado de las peores pesadillas a las tantas de la madrugada; hacen que el telón no se cierre y las luces brillen.
Si os hablo de ella, os hablaré de Barcelona, de sus calles, casas, parques y plazas. Que nos recordarán.
Pido hacerte el amor en la playa en pleno octubre, que las olas te acaricien; envidiando mis manos.

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